Redacción. Madrid
James Collins, profesor de Ingeniería Biomédica en la Universidad de Boston, investigador del Howard Hughes Medical Institute y miembro del claustro de profesores del Wyss Institute for Biologically Inspired Engineering de la Universidad de Harvard, está desarrollando una efectiva, de bajo coste y sorprendente manera de tratar las infecciones bacterianas crónicas, tales como estafilococos, estreptococos, la tuberculosis y las infecciones del tracto urinario.
James Collins.
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Él y su equipo de científicos han descubierto que un compuesto simple, el azúcar, aumenta dramáticamente la efectividad de los antibióticos de primera línea. Sus resultados aparecen en la última edición de la revista Nature.
Las infecciones crónicas y recurrentes suelen ser causadas por bacterias ‘persisters’, una pequeña subpoblación de bacterias que logran sobrevivir a un ataque de los antibióticos al apagarse metabólicamente y entrar en hibernación.
Como resultado, el paciente inicialmente parece estar plenamente recuperado, pero en el transcurso de semanas o meses, el retorno de las ‘persisters’ a la vida es a menudo más fuerte y más agresivo, y el paciente recae.
La persistencia bacteriana es un importante obstáculo en el éxito del tratamiento de las enfermedades infecciosas. Puede estirar las enfermedades a lo largo de meses, causar infecciones que se propaguen a los riñones y otros órganos, y enviar el alza de los costos de tratamiento. Habida cuenta de su impacto, la persistencia bacteriana se ha convertido en un área creciente de investigación. Sin embargo, hasta la fecha, ningún tratamiento se dirige directamente a las ‘persisters’.
A diferencia de las bacterias resistentes a los antibióticos, cuya capacidad de soportar los tratamientos farmacológicos se basa en las mutaciones genéticas promovidas por la exposición al tratamiento farmacológico, las ‘persisters’ son genéticamente idénticas a los demás miembros de su comunidad bacteriana. Lo que les separa del resto es su capacidad para cambiar al modo de ahorro de energía.
El equipo de Collins ha descubierto una forma económica y eficaz para despertar a las bacterias ‘durmientes’: el azúcar. Este compuesto consigue estimularlos a un estado activo en el que son tan vulnerables a los antibióticos como los otros en su comunidad, señalan.
El enfoque de Collins consiste en añadir azúcar a los antibióticos. Con esta estrategia en la bacteria E. coli, causa común en infecciones del tracto urinario, el equipo fue capaz de eliminar el 99,9 por ciento de las ‘persisters’ en sólo dos horas, en comparación con ningún efecto sin azúcar. El enfoque fue igualmente eficaz para matar las bacterias Staphylococcus aureus, en ocasiones mortal.
“Nuestro objetivo era mejorar la eficacia de los antibióticos existentes, en lugar de inventar otros nuevos, que puede ser un proceso largo y costoso”, añade Collins.
El impacto más significativo de esta investigación podría estar en la tuberculosis, una infección bacteriana crónica que afecta los pulmones y causa más muertes que cualquier enfermedad de otras infecciones. La Organización Mundial de la Salud informa que alrededor de 4.700 personas mueren de tuberculosis cada día. Collins prepara ya una investigación para determinar si los aditivos de azúcar pueden mejorar la eficacia de los medicamentos antituberculosos.
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